domingo, 7 de septiembre de 2008

Adicción

En el Magazine del 7 de septiembre, Quim Monzó se hace eco de estudios que niegan que la adicción al sexo constituya una patología. Alega, básicamente, la ausencia de una sustancia externa al organismo que genere la adicción. El argumento tiene un peso indudable, pero tal vez la conclusión merezca más comentarios.

Algunos psiquiatras consideran que cualquier hábito que provoque problemas al sujeto en su vida diaria puede ser calificado como un problema psiquiátrico. Así, aunque lavarse las manos es una práctica higiénica muy recomendable, hacerlo cien o más veces al día constituye una enfermedad. Se califica como trastorno obsesivo compulsivo, pero igual podría calificarse como adicción a lavarse las manos.

De igual manera, podría decirse que el adicto al sexo está obsesionado y practica el sexo compulsivamente, lo que acercaría este problema (cuyo carácter patológico se discute) al anterior (cuyo carácter patológico está fuera de toda duda).

Por otra parte, es sabido que realizar el acto sexual produce una descarga de endorfinas, sustancias similares a la morfina generadas por el organismo. Ciertamente, no son externas, pero su similitud con los opiáceos podría justificar que se hable de adicción.

En definitiva, el problema radica en el escaso desarrollo de la psiquiatría y de la psicología (sin ánimo de negar los esfuerzos de los profesionales de estas disciplinas y los resultados que han obtenido). El diagnóstico se basa, fundamentalmente, en síntomas, pudiendo un mismo síntoma deberse a distintas causas y, por el contrario, una msma causa determinar diferentes síntomas. Por ello, en nuestra opinión, no queda sino seguir trabajando y tratar de comprender el sufrimiento de los otros, aunque nos parezca absurdo que ese problema genere ningún tipo de sufrimiento.

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