sábado, 21 de febrero de 2009

Huelga de jueces

http://www.lavanguardia.es/politica/noticias/20090221/53644794873/a-punto-de-reventar.html

Hay que felicitar al Gobierno por la huelga de jueces: es un triunfo que los hayan llevado a utilizar la huelga, un método de lucha propio de los que no tienen más herramienta de presión que el número, de los proletarios. Significa que el Gobierno y el partido que lo sustenta ha logrado (o está logrando) imponer su lógica a otro sector que se escapaba de ella.

En efecto, los jueces formaban parte de un sector de la sociedad que, aún no teniendo dinero, capital, tenía una capacidad de decisión, un poder basado en el conocimiento, que les hacía necesarios y, por tanto, les daba un poder para negociar. Los jueces, los tribunales, podían decirle al Gobierno que no, que lo que pretendía hacer no era conforme a la Ley, y el Gobierno tenía que callarse.

La huelga prueba que ese poder ha desaparecido, que el Gobierno ya no les respeta. Que, si quieren algo, tienen que entrar en el juego de los partidos, de los votos, de los apoyos para conseguir o mantener el poder político. Que ya no hay diferencia entre los jueces y los maestros, los controladores aéreos, los pilotos o cualquier otro grupo de presión.

¿Los perjudicados? La Justicia y los ciudadanos, como siempre.

lunes, 9 de febrero de 2009

Crisis

http://www.lavanguardia.es/politica/noticias/20090209/53636412747/senores-del-gobierno-actuen.html

Estoy de acuerdo con Jordi Juan en todo, menos en el final. Las facultades del Gobierno para luchar contra la crisis son limitadas. El Gobierno no puede crear empresas ni, por tanto, generar empleo, si no es aumentando las plantillas de funcionarios, lo que no parece ser una buena solución.

Lo que hace falta son empresarios, que creen empresas viables y, por tanto, puestos de trabajo, directos e indirectos. Y me temo que los empresarios españoles, que alargaron cuanto pudieron la economía basada en el suelo y el ladrillazo, ahora están esperando que vuelva una época de bonanza para volver a las andadas: no crear valor, sino vender el suelo, limitado por definición, lo más caro posible, a base de untar políticos y saltarse a la torera la normativa.

El Gobierno puede hacer algunas cosas, para facilitar la creación de empresas que se apunten a la reconversión de la economía española que debió tener lugar hace diez años. Pero, sin empresarios dignos de ese nombre, estamos aviados.

sábado, 7 de febrero de 2009

Curas pederastas

Comprendo perfectamente que un sacerdote tenga una relación con una mujer. Lo que no puedo admitir es que luego pretenda dar lecciones a nadie en materia de moral sexual. Menos aún puedo entender que haga lo mismo un pederasta.

Ahora bien, ésa ha sido precisamente la conducta preconizada por la jerarquía eclesiástica: ocultar los hechos y seguir aferrándose a una supuesta superioridad moral. Porque en ésta radica, a mi juicio, la explicación.

La Iglesia ha pretendido siempre que sus sacerdotes y obispos sean vistos como seres superiores a los simples hombres, casi como ángeles corpóreos. De ahí que utilicen o hayan utilizado ropas especiales, una lengua sagrada, títulos rimbombantes: reverendo padre (justo quien no debe tener hijos), Ilustrísima, Eminencia, Santidad; unas muestras de respeto que a nadie más se deben (a un sacerdote se le besaba la mano; a un obispo, el anillo ¡haciendo una genuflexión!). Naturalmente, esta pretensión nunca se ha expresado; tal vez, incluso, sea inconsciente, pero resulta evidente.

El celibato sacerdotal es un elemento clave en esta ficción: el sacerdote debía ser visto como alguien que está por encima de los impulsos más fuertes de los seres humanos (y de todo el reino animal), alguien inmune al deseo sexual o que lo domina. El razonamiento sería el siguiente: Jesús fue célibe (según enseña la Iglesia); Jesús era superior a los hombres (era Dios). Los sacerdotes son célibes, luego...

El objetivo es mantener el control del clero sobre la Iglesia y el ascendiente sobre la sociedad. Que un seglar, por virtuoso que sea y por amplia que sea su formación, quede en una posición siempre secundaria ante el clérigo, cuya virtud es automáticamente superior por el celibato. De ahí la importancia de sostener que Jesús fue célibe, lo que no ha sido probado (como no se ha probado que fuese casado: simplemente ignoramos su estado civil).

Naturalmente, las infracciones del celibato deben ser ocultadas, pues ponen en peligro este mito de la superioridad del clero. Y los casos de sacerdotes pederastas deben ser ocultados con especial cuidado, ya que la pederastia es algo extremadamente bajo y, por tanto, pone de manifiesto que el sacerdote no es superior a los demás hombres: si lo fuese, no tendría ninguna dificultad en evitarla.

Curiosamente, este mito puede ser, en parte, culpable de los casos de sacerdotes pederastas, cuyo número, por reducido que sea en términos absolutos, es sorprendentemente elevado dada la doctrina de la Iglesia en materia sexual. ¿No será que jóvenes católicos que sienten que su sexualidad no se ajusta a los cánones de la Iglesia ven reforzada su vocación por la promesa (implícita en el mito) de que si se convierten en sacerdotes lograrán controlar sus deseos? El mito, en lugar de alejarles del sacerdocio, como debiera suceder, les atrae a él. Naturalmente, una vez han cantado misa, descubren que la sotana no es una protección contra el deseo, que han de combatir todos los días igual que si hubiesen sido seglares. Y, además, sus funciones les ponen frecuentemente en contacto con menores, cuyos padres confían en ellos también influidos por el mito.

Cuidado: no sostengo que este sea el caso de todos los sacerdotes. No pretendo negar ni la fe ni la vocación de entrega de muchos sacerdotes, al menos en un principio, incluso de los que han caído en la pederastia. Sólo apunto una posible explicación de la contradicción que supone que la Iglesia haya tratado activamente de proteger a delincuentes que han cometido un crimen que, en teoría, considera especialmente odioso y que hayan surgido tantos casos precisamente entre quienes debieran ser menos proclives a ese delito. Quizá, si llegan a leer estas líneas, quienes dirigen la Iglesia, en lugar de condenar, como suelen hacer, debieran reflexionar.

domingo, 1 de febrero de 2009

Benedicto XVI

Benedicto XVI está dando pasos que apuntan hacia ua clara aproximación a las posiciones más conservadoras de la Iglesia, dejando a su predecesor, Juan Pablo II, como un pontífice progresista.

http://www.lavanguardia.es/ciudadanos/noticias/20090201/53631357310/benedicto-xvi-nombra-obispo-a-un-sacerdote-austriaco-ultraconservador-vaticano-holocausto-europa-wag.html

¿Alguien podría explicarme qué pasos han dado los cuatro obispos integristas para obtener el levantamiento de la excomunión que ha acordado el Papa? Éste autorizó primero la celebración de la Misa según el rito de San Pío V, que era quizá el principal punto de conflicto con los seguidores de monseñor Lefebvre, y después ha levantado la excomunión.

La excomunión supone una exclusión de la comunidad de los fieles presidida por el Papa que se aplica a quien se aparta de la doctrina de la Iglesia, ya sea enseñando una doctrina diferente, ya actuando de forma incompatible con tal doctrina. Que yo sepa, la doctrina de Roma no ha variado, pero tampoco lo ha hecho la posición de los integristas. ¿Entonces?

No me vale que los obispos rehabilitados acepten la autoridad del Papa. Negaban esta autoridad porque, según ellos, se había apartado de la verdadera doctrina cristiana. Y con sus actos, Benedicto XVI parece darles la razón: es él quien ha cambiado la posición de la Iglesia, él quien acepta lo que su predecesor había considerado inaceptable, permitiendo que dentro de la Iglesia católica se sigan dos ritos diferentes.

El nombramiento de otro obispo ultraconservador puede estar justificado por diversas razones. Pero apunta también a una involución del Papado hacia las posiciones anteriores (y contrarias) al Concilio Vaticano II. Sería un gran escándalo que el Papa desautorizase al Concilio. Quo vadis, Benedicte?