sábado, 23 de abril de 2016

Creus de Sant Jordi




El Gobierno de la Generalitat, como cada año, ha acordado la concesión de la "creu de Sant Jordi" a unas personalidades y entidades a las que, por su trayectoria, considera acreedoras de tal distinción. La lista de las personalidades es la siguiente:

  • Jordi Aguadé i Clos
  • Josep Miquel Aixalà i Martí
  • Josep Maria Aragonès i Rebollar
  • Peter Bush
  • Maria Teresa Cabré i Castellví
  • Ramon Coll i Huguet
  • Manuel Antoni Condeminas Hughes
  • Lluís Coromina Isern
  • Llibert Cuatrecasas i Membrado
  • Joan de Muga Dòria
  • Eudald Maideu i Puig
  • Jesús Massip i Fonollosa
  • Vicenta Pallarès i Castelló
  • Lluís Pasqual i Sánchez
  • Joan Pera
  • Carme Pinós i Desplat
  • Agustí Pons i Mir
  • Philippe Saman
  • Mercè Sampietro i Marro
  • Llorenç Sànchez i Vilanova
  • Anna Soler-Pont
  • Carles Vallbona i Calbó
  • Emma Vilarasau Tomàs
  • Miquel Vilardell i Tarrés
  • Carles Vilarrubí i Carrió
  • Jacint Mora i Obrador (a títol pòstum)
  • Francesc Xavier Vilamala i Vilà (a títol pòstum)


Sin ánimo de cuestionar los merecimientos de los galardonados, sorprende que el número de los apellidos de origen claramente catalán supere ampliamente la proporción que estos apellidos suponen entre los de la población de Cataluña. Los apellidos más corrientes son, actualmente, originarios de otras regiones españolas, hasta el punto de que el apellido de origen catalán más común aparece en decimoséptimo lugar. 

Cabría pensar mal y suponer que el Gobierno, en definitiva de ideología nacionalista, ha elegido premiar personas "catalanas por los cuatro costados", tanto en sus orígenes como en su orientación política. Pero no creemos que un gobierno democrático actúe de forma tan partidista, sobre todo tan descaradamente. Luego hay que buscar otra explicación.

La más evidente es que el desequilibrio refleja una desproporción entre los méritos reunidos por las personas de origen catalán y las que proceden de la emigración. Que los catalanes de origen triunfan en sus profesiones o actividades, o ejecutan labores u obras de importancia para la comunidad en medida mucho mayor que quienes, ellos mismos, sus padres o abuelos, vinieron desde otros lugares.

A su vez,esta desproporción puede deberse a dos causas. La primera, que los catalanes de origen son más inteligentes, hábiles o generosos que los otros y, por ello, sobresalen sobre éstos. La segunda, que tienen mayores medios, oportunidades y contactos, por lo que, a igualdad de dotes, tienen más facilidad para sobresalir. 

En definitiva, estas listas parecen reflejar, o bien una superioridad de los catalanes "de debó" sobre los "xarnegos" o bien que la acción pública no genera una igualdad real de oportunidades. 

¿O quizá debemos volver a la idea de una selección partidista de los premiados?