domingo, 1 de marzo de 2009

Crisis

Los bancos dieron créditos con garantía hipotecaria a quienes no tenían solvencia suficiente, pensando que el valor de los inmuebles crecería indefinidamente, de forma que, incluso si era preciso ejecutar la hipoteca, encontrarían fácilmente otro comprador y, por tanto, no podían perder.

Creyeron que, incluso si ofrecían un crédito de mayor valor que el inmueble, cuando llegase el momento de ejecutar la hipoteca, si llegaba, ese valor habría crecido y les resarciría sobradamente.

Es obvio que se equivocaron: llegó un momento en que los deudores no cumplieron sus obligaciones, los bancos ejecutaron las hipotecas y no encontraron comprador. Quizá, incluso, porque otro banco no aceptó como garantía ese mismo inmueble. Llegó la crisis.

En nuestro país, la crisis resulta especialmente grave, porque nuestra economía estaba muy centrada en la construcción, financiada mediante créditos hipotecarios. Parece evidente que esa dependencia del negocio inmobiliario ha sido claramente negativa ya que, incluso si volviera a funcionar con la misma alegría correríamos un riesgo cierto de que se repitiese la crisis por las mismas causas. Por tanto, para superar la crisis y evitar que se repita es imprescindible diversificar nuestra actividad, evitando esa dependencia de la construcción.

No obstante, lo único que escuchamos son llamadas a la concesión de más créditos: no créditos para hacer otras cosas, sino para que las inmobiliarias sigan trabajando como antes de la crisis. Me parece claro que éste es el camino equivocado. Hay que buscar otros negocios.

Para ello es imprescindible hacer dos cosas: detectar los puntos fuertes de nuestra economía, potenciarlos y explotarlos; y detectar los puntos débiles y, si es posible, corregirlos. Sólo así podremos superar la crisis y volver a crecer.

Tal vez sea una verdad de Pero Grullo. No obstante, parece que nuestras autoridades no llegan ni siquiera a entender esas verdades. Alguien tiene que decirlas.

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