viernes, 16 de enero de 2009

Soberanismo

Un lector se queja en La Vanguardia del 16 de enero, de la deriva independentista que está tomando CiU, que se manifiesta en el fichaje de Tremosa para las elecciones europeas.
(http://www.lavanguardia.es/lv24h/20090116/53619673653.html)

Si una formación política basa su mensaje en afirmar que Cataluña no forma parte de España, que es una nación diferente y, como tal, tiene el derecho y la vocación de autogobernarse. Si, además, afirma que todos los problemas de Cataluña provienen de España y la solución es siempre una mayor cuota de autogobierno, no puede después contradecirse y aceptar un autogobierno menos que pleno. Y el pleno autogobierno es la soberanía, la independencia.

Esta argumentación, además, permite al partido que gobierna en Cataluña apuntarse todos los aciertos y eximirse de sus errores, alegando que se deben a la interferencia de Madrid, a una cuota insuficiente de autogobierno o, como sucede ahora, a la escasa financiación. En consecuencia, ni aun la prueba de la realidad permite poner en duda la eficacia mágica del nacionalismo como solución a todos los problemas del país. ´

La consecuencia lógica de esta situación es clara: el nacionalismo conduce a la independencia, aun en contra de la voluntad de los propios nacionalistas, que no pueden proponerse otra meta sin contradecirse o sin aceptar la crítica a su gestión.

Pero, cuidado. El nacionalismo no es una ideología exclusiva de los partidos que se llaman nacionalistas. La comparten con CiU ERC, el sector nacionalista del PSC (el PSC propiamente dicho, no los que votan al PSC porque el PSOE no se presenta bajo sus siglas en Cataluña), y sectores, al menos, de los ecosocialistas. La prueba más clara está en el origen de la reforma del Estatut, una maniobra del tripartito para demostrar que ellos eran más nacionalistas que CiU, que a ellos, a nacionalistas no les gana nadie.

O sea, que nadie se llame a engaño. Quien vota a un partido nacionalista, está votando a favor de la independencia de Cataluña. Luego, que no se queje.

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