miércoles, 21 de enero de 2009

Paz y religión

En un artículo por lo demás muy mesurado, publicado en La Vanguardia el 21 de enero, Josep-Maria Puigjaner nos viene a repetir que, sin la religión, el mundo sería un caos de violencia y destrucción.

http://www.lavanguardia.es/free/edicionimpresa/res/20090121/53624417178.html?urlback=http://www.lavanguardia.es/premium/edicionimpresa/20090121/53624417178.html

Hay que recordar las Cruzadas, la Inquisición ("matadlos a todos; Dios reconocerá a los suyos" en la cruzada contra los albigenses), las guerras de religión, promovidas o avaladas por la Iglesia católica. Hay que recordar la noche de San Valentín (el día más feliz de la vida del católico monarca Felipe II fue aquél en que se enteró de esa matanza, perpetrada por orden del cristianísimo rey de Francia), las guerras carlistas, en defensa de Dios, Patria y Rey, la rebelión militar de 1936 y la represión de los vencedores, defensores de la santa fe y jaleados por los obispos.

Hay que recordar que la invasión de Irak fue ordenada por el cristiano renacido George W. Bush, aupado por los poderosos telepredicadores y el sector más integrista de las distintas sectas cristianas de Estados Unidos, en respuesta a la matanza perpetrada el 11-S por los fundamentalistas islámicos, que afirman ser combatientes de la guerra santa, uno de los cinco pilares del Islam, es decir, que cumplen un mandato divino.

Hay que recordar, por fin, que la sangrienta acción militar israelí en Gaza tiene su origen, en definitiva, en la convicción de los judíos de ser el Pueblo elegido por Dios, que les prometió hace siglos la tierra que hoy ocupa el Estado de Israel. Tierra, por cierto, en que sus antepasados entraron a sangre y fuego por orden de Yahvé.

La religión nunca ha sido garantía de paz y convivencia. Los ejemplos expuestos prueban que la Madre Teresa de Calcuta es tan excepcional entre los creyentes como lo es en comparación con los ateos. Da igual si Dios existe, no existe, o si le importamos un comino. Siempre, como dice el Sr. Puigjaner, nos tendremos que armar de humanidad y de bondad inteligente para que el mundo no acabe en la autodestrucción.

P.S.: El autobus ateo lo deben haber financiado los curas. Nunca, de otra forma, se hubiese hablado tanto de Dios.

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