domingo, 22 de noviembre de 2009

Programa electoral

Artur Mas ha anunciado que el programa de CiU para las próximas elecciones incluirá, como medida estrella, la eliminación del Impuesto sobre Sucesiones, según informa "La Vanguardia" de hoy.

Lo primero que se debe señalar es que, puesto que el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones es un impuesto estatal, ni el Gobierno de la Generalidad ni el Parlamento catalán pueden eliminarlo. Por tanto, lo que debería anunciar el Sr. Mas es que, o bien solicitará de las Cortes Generales la supresión del impuesto, o bien reducirá los tipos o establecerá bonificaciones para algunas transmisiones mortis causa, que es lo que puede hacer el Parlamento de Cataluña.

No es lo mismo, claro, pero tratándose de un político, que en vez de decir una mentira se limite a enunciar una proposición inexacta supongo que ha de considerarse una conducta altamente meritoria.

Pero lo que no dice el Sr. Mas es cómo compensará la pérdida de ingresos que la supresión, de hecho o de derecho, del impuesto ocasionará para las arcas de la Generalidad. En el Presupuesto para 2009, el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones representa el 5,67 % de los ingresos tributarios de la Generalidad, lo que no es en absoluto despreciable.

Claro, hay que recordar que el Sr. Mas y la formación que lidera consideran que la nueva financiación es claramente insuficiente, por lo que es de suponer que, al menos en su opinión, el incremento de ingresos que pueda representar no compensará suficientemente la reducción derivada de la eliminación del impuesto.

Por supuesto, todo ésto son minucias, irrelevantes ante el objetivo de la formación política, que no es otro que ganar las elecciones y recuperar el poder. Lo que hagan una vez en el gobierno no tiene porqué tener ninguna relación con sus promesas electorales ni, por supuesto, con los intereses públicos.

Por otra parte, en un nacionalista que dirige una formación que se decanta por el soberanismo, sorprende que argumente su postura por el agravio comparativo que supone el mantenimiento del Impuesto sobre Sucesiones en Cataluña. ¿Acaso no es una clara demostración de política fiscal propia, independiente de la que realizan las restantes Comunidades Autónomas? ¿Acaso no es una notoria diferencia para una Cataluña obsesionada por el fet diferencial?

En cualquier caso, sea bienvenida una campaña electoral basada en promesas concretas, cuyo cumplimiento es de fácil constatación y que responden a demandas sociales (tal vez producto de una deficiente formación o información, pero reales), en vez de llamamientos emocionales a la defensa de esencias patrias de imposible definición.

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