miércoles, 6 de enero de 2016

Los perdedores

Texto de la carta remitida por el autor a D. Juan José López Burniol en respuesta al artículo que publicó en "La Vanguardia" titulado "Los perdedores". El artículo puede consultarse en https://arxivador.wordpress.com/2015/10/03/los-perdedores-juan-jose-lopez-burniol-la-vanguardia-3-10-15/

Apreciado Sr. López Burniol:

No se si le llegarán estas líneas, ya que tengo entendido que se ha jubilado de su profesión de Notario y la única dirección de correo electrónico que tengo de Ud. es la del Colegio Notarial.

En su artículo “Los perdedores”, publicado en “La Vanguardia” de hoy, 3 de octubre que, en lo demás comparto, propone como posible solución, cuatro puntos, de los cuales dos, a mi juicio, equivalen a asegurar el predominio de un extremo sobre el otro.

En efecto, propone Ud. reconocer a Cataluña la condición de nación y atribuir a la Generalidad competencias exclusivas en lengua, enseñanza y cultura, si bien los soberanistas deberían renunciar a la independencia. 

Ahora bien, la independencia es, simultáneamente, una consecuencia lógica y un instrumento para conseguir el objetivo de los nacionalistas: la construcción nacional de Cataluña. ¿Qué es eso?

Cataluña, como Ud. no puede ignorar (aunque tal vez no le guste reconocerlo) es un país en que, junto a la población que desciende de padres, abuelos, bisabuelos… ya nacidos aquí, vive una población nacida fuera o cuyos padres o abuelos vinieron desde otras partes de España y que conserva la lengua castellana, algunas costumbres de sus lugares de origen y una vinculación emocional con esos lugares y el país (España) al que pertenecen. Además, en su mayoría, esta segunda parte de la población ha creado también un vínculo emocional con Cataluña, adoptado costumbres y aprendido el catalán. 

La construcción nacional de Cataluña consiste en hacer que la lengua, cultura y costumbres catalanas (las del primer grupo) sean predominantes en número, logrando que los descendientes de inmigrantes abandonen su lengua, cultura y vinculación emocional con España, adoptando las de los catalanes “de origen”. Se trata de crear un país homogéneo en torno a la lengua y cultura aborígenes, partiendo de una situación de mezcla, de mestizaje en que (según el Idescat) el catalán es minoritario.

Afirmar que Cataluña es una nación es, claramente, afirmar que lo que no es sino un proyecto de futuro es ya una realidad. Si Cataluña es, actualmente, una nación, ¿por qué razón es preciso construirla?

Afirmar en la Constitución española que Cataluña es una nación supone, por una parte, predeterminar el modelo de país que se va a construir, aceptando el proyecto nacionalista catalán, cuando este proyecto no tiene ni siquiera la mayoría de votos, según parecen indicar las recientes elecciones (si bien sólo un referéndum podría aclarar definitivamente esta cuestión). Además, supone reconocer el derecho a la independencia, ya que es la única consecuencia que puede deducirse de tal reconocimiento.

Por todo ello, en mi opinión, la solución pasa por reconocer, unos y otros, que Cataluña no es homogénea, que no tiene un destino necesario y que su futuro lo elegiremos los ciudadanos, siempre por medios democráticos, algo que, precisamente, quieren evitar los catalanistas, convenciéndonos de que está ya escrito en la propia naturaleza de Cataluña.

Si ha llegado Ud. hasta aquí, le agradezco su atención. Un cordial saludo.



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