viernes, 31 de diciembre de 2010

Amenazas contra la realidad

El Presidente de la Generalitat, en su primer mensaje de fin de año, ha urgido a los ciudadanos a reaccionar contra las amenazas contra nuestra realidad nacional, según informa "La Vanguardia".

Quizá no resulte fácil definir la realidad. Creo que podemos estar de acuerdo en que esta palabra refleja lo que verdaderamente es, o existe, con independencia de que podamos, queramos o sepamos verlo, como consecuencia de nuestros deseos, fantasías, prejuicios, parcialidades, opiniones preconcebidas y otros obstáculos que nublan nuestra visión subjetiva.

Si esta aproximación es correcta, la realidad debe ser ligada a un momento determinado. En ese momento, la realidad es fija: es lo que aparece en la foto obtenida en ese momento. Pero en cualquier otro momento, la realidad será distinta de la correspondiente al momento anterior y de la que existirá en el siguiente, sencillamente porque el universo está en permanente cambio.

Amenazar la realidad, por consiguiente, sólo tiene sentido si nos referimos a una realidad futura: no podemos cambiar el pasado (sólo el relato del pasado) ni tampoco el presente. La foto refleja nuestra posición en el momento en que se obtiene y sólo nos permite prepararnos para ese momento, o lamentar no haber estado prevenidos.

¿Qué quiere decir el Sr. Mas? Sin duda que debemos reaccionar contra aquéllo que puede provocar que el futuro no sea conforme a sus deseos. Si Cataluña es hoy una nación, o lo ha sido históricamente, ya no es posible cambiarlo. De hecho, la realidad futura será también inmutable cuando llegue, por el concepto mismo de realidad, por lo que sólo tiene sentido hablar de deseos o previsiones.

Aquí está, por tanto, la trampa del nacionalismo: trata de convencernos de que los deseos de los nacionalistas son la realidad, de forma que creamos que no existe la opción. No es posible oponerse a la realidad, sólo podemos tratar de hacer que la realidad de un momento futuro (o de todos los momentos futuros) sea distinta de la realidad de este momento en uno o varios aspectos. Hacer que la realidad de un momento futuro coincida con nuestros deseos actuales.

Por tanto, el Presidente de la Generalitat nos está exhortando a oponernos a aquellos factores que pueden conducir a que, en el futuro, Cataluña no sea una nación, como él y quienes comparten sus creencias y sentimientos desean.

El engaño quizá presente así un nuevo matiz: al equiparar sus deseos con la realidad, el Sr. Mas se siente legitimado para dar a tales deseos un alcance universal. Que en el futuro Cataluña constituya una nación es un deseo que comparten diversas opciones políticas, pero no tiene porqué ser compartido por todos. Su mensaje, en lugar de institucional, como procedería en las circunstancias en que lo emite, es partidista.

Pues no. Cataluña, en cada momento, será lo que quienes aquí vivimos y trabajamos, hagamos. No existe un determinismo histórico que nos vete ciertas alternativas o nos imponga otras; sólo circunstancias que nos pueden hacer unas opciones más difíciles que otras. Podemos elegir libremente los objetivos y trabajar para conseguirlos, así como modularlos o cambiarlos en todo momento. Precisamente, porque no son realidad.

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