sábado, 23 de octubre de 2010

El abrazo de Vergara

Muy interesante el artículo de Juan-José López Burniol en "La Vanguardia" del 23 de octubre, "El segundo abrazo de Vergara". Muy interesante por lo que dice, pero quizá más por lo que no dice, o no dice claramente.

No dice que en Cataluña también hubo carlistas, pero no lograron un acuerdo similar porque no tuvieron el apoyo popular que lograron en Navarra y en el País Vasco. No dice que el nacionalismo es heredero del carlismo, no sólo en su pretensión de restaurar un pasado glorioso (léase mantener el statu quo de antaño), sino mediante un proceso explícito de captación desarrollado, por ejemplo por Torras i Bages.

Tampoco dice que el mantenimiento de los regímenes de concierto y convenio, respectivamente en el País Vasco y Navarra, al amparo de la disposición adicional primera de la Constitución de 1978 fue un intento de acabar con ETA, dando a los vascos un privilegio económico injustificado a todas luces, ya que Álava y Navarra mantenían sus regímenes por su apoyo al bando nacional en la Guerra Civil. Intento claramente fracasado, pues puso de manifiesto la rentabilidad de la violencia terrorista.

Y no dice claramente que si el pacto con el PNV puede significar el fin de ETA es porque el PNV tiene (y ha tenido siempre) la llave que puede encerrar a ETA en el pasado, pero no ha querido usarla en tanto pudiese obtener réditos. Que es cierta la teoría del árbol y las nueces expuesta por Arzallus, según la cual, ETA agitaba el árbol, pero el PNV estaba abajo, preparado para recoger las nueces.

Naturalmente, no dice que en Cataluña sigue habiendo muchos cristinos (ahora se llaman xarnegos) que dificultan , como antaño, un apoyo total a la causa nacionalista y, por tanto, una amenaza suficiente para conseguir lo mismo que los vascos. Y, en definitiva, que sin dos siglos de violencia, es muy poco probable que Cataluña obtenga el concierto que pretenden los nacionalistas.

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