domingo, 31 de agosto de 2008

Depresión

En el Magazine (31/08/2008), Ana José González López compara la tragedia de las niñas forzadas a prostituirse en Asia con su propia enfermedad, que califica como psicosis depresiva, calificándose de afortunada. Ciertamente, es espantoso el destino de esas niñas pero, ¿por qué menospreciar la enfermedad depresiva?

¿Ignora la Sra. González que existe un riesgo real de suicidio entre quienes padecen una depresión grave? Paradójicamente, esta postura de supuesta resignación cristiana refleja la convicción de que sólo los bienes materiales y la salud física tienen importancia. El resultado es la tendencia a culpabilizar a quien padece un trastorno mental, imputándole la responsabilidad de su propio sufrimiento, lo que constituye un padecimiento añadido para este enfermo, que no sólo se siente incomprendido, sino que ve negada su enfermedad.

Hagamos, con nuestros bienes materiales, lo que podamos por erradicar la prostitución infantil, pero no neguemos el dolor de quienes padecen trastornos de la mente sólo porque no podamos ver la causa de su sufrimiento.

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